Dedicatoria.




Gracias.


Un placer.


i.

La flor que buscás
murió de juicio.

ii.

Soy un pelo musical

en la insoportable perfección del mundo.

iii.

Quemarlo todo,
hasta dejar sólo la espera.

Entre cenizas
la humildad sigue fría,
es un puñal
que lastima por sorpresa.

De algún agujero,
del dios que quise
ser
entre agonías,
renazco.

iiii.

Escribo,
amanezco mi sangre.

La poesía espera

despierta
en la sombra.

La vanidad del poema
puede ser llenada
por cualquier otro
desierto.

v.

Parte del centro
del mismísimo centro.

Astilla mis huesos,
deshilacha la carne;
huye la sangre evaporada
de este parto.

Hay luz en mí,
quizá reflejo.

vi.

Armado de llanto
se clava en la vida.

Las flores antiguas,
las que su niño guarda,
le crecen por la espalda.

vii.

Las alas desplegadas,
toma la fuerza del viento.

El cuerpo apunta
hacia dentro.

Deshace los límites
del hueso.

Encuentra el ritmo.

Baila.

viii.

Voy
montado
en mi latido.

Un perro de sueños
ladra el camino.

Doy
un paso.

viiii.

Persigo mis actos.

Son sólo la danza
del mientras tanto.

Viven en mí.

Levantan paredes
con las noches
de mi conciencia.

Invaden el presente.

x.

Jaulas sobre planos
entre cielos.
   
La huída,
el naufragio
en un mar imaginario:

planes de escape
perfectos,
planes.

Los barrotes son
síntomas graves
de ventanas confundidas.

xi.

Quien acepta su celda
encuentra la cuchara.

xii.

El viejo capitán pretende
pulsar botones
para dirigir al mundo.

Sus barcos hundidos
aceleran.

Levantan columnas de burbujas
divirtiendo a los peces.

xiii.

La noche es de los gatos.

Lloran tu pena,
Luchan tu guerra,
Siembran tus hijos.

Con las uñas
clavadas
en otro gato.

xiiii.

Dijo “amor”,
respiraba apenas.

Resucitaba solo
para cazar y comer.

Cada uno lo suyo.

Volvía buscando compartir.

Desenterrar la libertad
y hacerla dulce
para sí.

xv.

Sus caricias.

Puñaladas blandas
en cámara lenta.

xvi.

El terror de estar

demasiado lejos

de alguien que está

demasiado cerca.

xvii.

Cruzando el charco
ondas que parten
de nuestros pasos
los mezclan.

En mi penumbra
tirar palabras,
piedras al lago.

Abrimos la caricia
entre bordes apenas logrados.

¿Podemos vernos?

xviii.

Tus manos
tapándome la cara,
queriendo tocarme,
detenerme.

Las respiro.

Las siento mías.

Cada encuentro
multiplica
nuestras manos.

xviiii.

Volar:

Posarme en mí,

despegar en vos.

xx.

Saber que somos invisibles

sin intentar dibujarnos.

xxi.

Mío y tuyo.

Digo semillas que buscan
tierra de almas.

xxii.

Inmensa telaraña de luz.

El vacío se tiñe
de tu propio silencio.

xxiii.

Puerta de aves.

Se pierde entre las nubes

abriendo el misterio.